miércoles, 28 de noviembre de 2007

Comedores & comida

Con la boca abierta

La Lima que no canto Chabuca Granda tiene una gastronomía tan variada, que surgió de mezclas aparentemente imposibles, pero reales. En sus orígenes, el mítico mestizaje criollo gastronómico también se diferenció por clases sociales. Y muy claramente. La comida que ha sobrevivido, sin embargo, ha sido la más popular; es decir, compuesta por aquellos platos elaborados con ingredientes pobres, de desecho para las mesas de arriba, como las vísceras, o los preparados de desmenuzados que mejor es no saber qué cosa contienen realmente. La sensualidad limeña supo llevar esos mondongos, tripas e interiores a niveles exquisitos, gracias a los condimentos que por aquí siempre abundaron, al ají, a las hierbas aromáticas. Y la mano legada de cocineras maternales que hacían de la necesidad una virtud. Anticuchos de corazón, caucaus de panza, pancitas, ajíes de gallina, pasaron a la historia como lo hacen las huachafas limeñas: borrando sus orígenes. Hoy en día, tan adulterada está la gastronomía criolla limeña que actualmente el plato que más se consume en lugares públicos es el pollo a la brasa. Pollerías, cabinas de Internet, farmacia de cadena, son hoy los íconos de la modernidad urbana en el Perú. En el cercado de la capital existen 2444 restaurantes formales. De los formales, 632 funcionan en el Centro Histórico. La municipalidad de Lima realiza inspecciones aleatorias, que en realidad son degustaciones para los funcionarios ediles. A continuación, una sugerencia también aleatoria.

Número de mala suerte: 7 sabores
Jirón Áncash 708

De Gerarda Becerra. Cuéntelos, son siete: papa a la huancaína + chanfainita + tallarines rojos+ cebiche + arroz con pollo + camote + choclo. Además ají. En un solo plato.
Costo: dos soles
Gerarda tiene 55 años y vive en Lima desde los once. Nació en Cusco. <>. Clientes principales: las personas que acuden al Congreso (a media cuadra) para hacer gestiones, desempleados, vecinos. El negocio de Gerarda es una carretilla humeante que ella instala todas las mañanas en el patio del solar: A unos metros los refrescos los pone Ana María Carpio (47 años). Vende chicha y maracuyá en el verano desde hace siete años. El resto del tiempo: mazamorra morada, arroz con leche, champús, mazamorra de calabaza. <<¿Usted sabe cuál es la tradición de Barrios Altos? Pues el dulce>>. Uno de los lugares donde en verdad sobrevive la Lima de Chabuca Granda. Solo que en carretilla. Y para los provincianos. Los mismos que hacen decir a los limeños que ya no quedan limeños.


Fuente: Lima Bizarra - Rafo León

2 comentarios:

Fruta. dijo...

no hay nada como nuestra comida!! yo quiero el numero 7!

Anónimo dijo...

de hecho!! no hay como esas comidas hechas por manos super peruanas!