miércoles, 28 de noviembre de 2007

Libre comercio sin tratados

Irse de polvos

Lima es un gigantesco mercado de venta ambulatoria donde todo se compra y todo se vende, en las calles, en los cruces de avenidas, en las puertas de las mismas tiendas. La oferta y la demanda se dan de la mano en la informalidad, tan estudiada por los economistas como no resuelta por nadie. Las cifras sobre empleo informal en el Perú superan el 75 por ciento de esa cosa existente a medias como es la PEA (Población Económicamente Activa). La no formalidad en la producción y el comercio está enraizada en un Estado absolutamente inútil-incapaz de absorber y estructurar un mercado de una riqueza extraordinaria-y en una cultura popular recursera y sacavuelta. Decididamente, para nadie en el Perú es una ventaja formar parte de un sistema formal. Al contrario, si estás en la cuneta de la informalidad no vas a pagar impuestos ni nadie te perseguirá por ellos, a diferencia de lo que te ocurriría si tuvieras una planilla, una persona jurídica, un RUC. Si cuentas con estos, la Sunat te va a caer a la vena y de esa no te escapas. No pagas impuestos, no generas ningún derecho en aquellas personas a las cuales eventualmente puedas sub emplear (la tomas, la botas y ya está), nadie te puede probar nada ilegal-ni tampoco legal- en el ejercicio de tu oficio. En otras palabras, los informales no existen. Y sin embargo, ocupan el 75 por ciento de la PEA. Y en Lima, te los encuentras en cada tramo de cada vereda, pista, parque y plaza existentes. Su mercadería es variada y plural, como la vida misma: productos de contrabando para el hogar que pueden llenarte la cada y el edificio y la manzana; golosinas, insumos para oficina, cosméticos, licores, música, libros, cigarrillos, ropa usada, ropa nueva que pasó las fronteras sin que nadie se diera cuenta, respuestos de autos, software como para enloquecer a Bill Gates.

Centro comercial La Cachina
Avenida Argentina, cuadra 8

Solos algunos de los puestos tienen numeración y nombre. Imposible conseguir datos de primera fuente o mediante entrevistas: casi nadie trabaja con boletas ni facturas.
Solo CDs originales (usados). Robert es un tipo amable de unos treinta años de edad. El local está hacia el final del tercer pasillo. Músico por géneros: rock, jazz, techno, merengue, country, cumbia, son, salsa. También tiene discos del sello Putumayo (13 soles). Cambia y compra discos desde hace cinco años. <>. Su stock es de mil discos, aproximadamente. En la Cachina hay otros cinco puestos similares, pero Robert es uno de los que más sabe de música: títulos, autores, fechas, países.
Ropa usada. Pasajes del cuatro al cinco. Sano equilibrio de original con bamba. Por lo general, lo que es nuevo es falso. Marcas: Billabong (chaleco:35 soles), Hermenegildo Zegna, Polo, DKNY.
Venta de celulares y de Claro chips al por mayor y menor. Puesto 379. Abundan los puestos de antigüedades. Circulan leyendas de gringos desubicados que consiguieron mapas originales de la Edad Clásica. A medio.


Fuente: Lima Bizarra - Rafo León

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quién no ha ido a la cachina a comprar alguna cosa? de hecho que varios, me incluyo obviamente!!

Anónimo dijo...

claro ya no es novedad que alguien no se haiga ido a la cachina
ojo: yo nunca he ido pero la mayoria va aunque sean pitucos